En la Sierra Norte de Guadalajara, a orillas del río Pelagallinas y en la ladera Este del Alto Rey se encuentra el pueblo de Prádena de Atienza. Enclave serrano que conserva su arquitectura negra y sus caracteres etnológicos en su más pura esencia, debido al aislamiento en que siempre se ha encontrado, puesto que no hubo carretera hasta 1965, año en el que la construyeron sus propios vecinos. En su casco urbano se pueden encontrar numerosas construcciones en las que ha quedado el sabor histórico que no puede ocultar su origen rural.
Sin duda se trata de un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, donde su belleza paisajística unida a la tranquilidad que ofrece, nos invita a olvidarnos de las prisas y las tensiones de la gran ciudad.
Entre sol y sombra, y siguiendo los pasos de otras gentes, el caminante puede sentir el silencio acogedor en los estrechos senderos que salpican los alrededores de Prádena de Atienza.
En los alrededores del pueblo está nuestro árbol más emblemático, el fresno de Prádena, Fraxinus angustifolia, que está catalogado como árbol de interés provincial por la Diputación de Guadalajara.